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Trastorno de despersonalización

Anonim

El trastorno de despersonalización, o síndrome de despersificación, es una enfermedad en la cual la persona se siente desconectada de su propio cuerpo, como si fuera un observador externo de sí misma. Es común que también haya síntomas de falta de realización, lo que significa un cambio en la percepción del entorno que lo rodea, como si todo a su alrededor fuera irreal o artificial.

Este síndrome puede aparecer repentina o gradualmente, y aunque puede aparecer en personas sanas, en situaciones de estrés, cansancio intenso o uso de drogas, está muy asociado con enfermedades psiquiátricas, como depresión, trastornos de ansiedad o esquizofrenia, o enfermedades neurológicas. como epilepsia, migraña o daño cerebral.

Para tratar el trastorno de despersificación, es necesario hacer un seguimiento con un psiquiatra, que guiará el uso de medicamentos como los antidepresivos y ansiolíticos, así como la psicoterapia.

Síntomas principales

En el trastorno de despersonalización y desrealización, la persona procesa sus emociones de forma alterada, desarrollando síntomas como:

  1. Sentir que eres un observador externo de tu cuerpo o que el cuerpo no te pertenece; Noción de que estás separado de ti mismo y del medio ambiente; Sentir extrañeza; Mirarse al espejo y no reconocerte a ti mismo; Tener dudas si algunas cosas realmente les sucedió o si simplemente soñaron o imaginaron estas cosas. Estar en algún lugar y no saber cómo llegaste allí o haber hecho algo y no recordar cómo; no reconocer a algunos miembros de la familia o no recordar eventos importantes de la vida; no tener emociones o ser capaz de sentir dolor en ciertos momentos; como si fueran dos personas diferentes, porque cambian mucho su comportamiento de una situación a otra; sienten que todo está borroso, de tal manera que las personas y las cosas parecen estar lejos o poco claras, como si estuvieran soñando despiertos.

Por lo tanto, en este síndrome, la persona puede sentir que está soñando despierto o que lo que está experimentando no es real, por lo que es común que este síndrome se confunda con eventos sobrenaturales.

El inicio del trastorno puede ser repentino o gradual, y son comunes otros síntomas psiquiátricos, como cambios de humor, ansiedad y otros trastornos psiquiátricos. En ciertos casos, la despersonalización puede presentar episodios únicos, durante meses o años y, posteriormente, se vuelve continua.

Cómo confirmar

En caso de síntomas que indiquen trastorno de despersonalización, es necesario consultar con el psiquiatra, quien puede confirmar el diagnóstico evaluando la intensidad y frecuencia de estos síntomas.

Es importante recordar que no es raro que algunos de los síntomas que indican que este síndrome ocurra de manera aislada, en un momento u otro, sin embargo, si son persistentes o siempre ocurren, es necesario preocuparse.

¿Quién está en mayor riesgo?

El síndrome de despersonalización es más común en personas que tienen los siguientes factores de riesgo:

  • Depresión; Síndrome de pánico; Esquizofrenia; Enfermedades neurológicas como epilepsia, tumor cerebral o migraña; Estrés intenso; Abuso emocional; Largos períodos de privación del sueño; Trauma infantil, especialmente abuso o abuso físico y psicológico.

Además, este trastorno también puede derivarse del consumo de drogas, como el cannabis u otras drogas alucinógenas. Es importante recordar que las drogas, en general, están muy asociadas con el desarrollo de enfermedades psiquiátricas. Comprenda cuáles son los tipos de drogas y sus consecuencias para la salud.

Como se hace el tratamiento

El trastorno de despersonalización es curable y su tratamiento es guiado por un psiquiatra y psicólogo. La psicoterapia es la forma principal de tratamiento e incluye técnicas de psicoanálisis y terapias cognitivo-conductuales, por ejemplo, que son muy importantes para controlar las emociones y reducir los síntomas.

El psiquiatra también puede recetar medicamentos que ayudan a controlar la ansiedad y los cambios de humor, con medicamentos ansiolíticos o antidepresivos, como clonazepam, fluoxetina o clomipramina, por ejemplo.

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