Hogar Toros Cómo controlar la rabia (en adultos y niños)

Cómo controlar la rabia (en adultos y niños)

Anonim

Los ataques recurrentes de rabia, conocidos científicamente como trastorno explosivo intermitente o incluso síndrome de Hulk , son episodios en los que la persona reacciona de manera muy agresiva y puede ocurrir verbalmente, como maldecir, o mediante comportamientos físicos, como golpear o morder.

Estos ataques de ira la mayoría de las veces parecen suceder sin razón alguna que pueda justificar la intensidad del estallido emocional, pero son el resultado de la falta de capacidad para controlar los propios impulsos.

Sin embargo, es posible controlar estos ataques de rabia a través de la psicoterapia y, en algunos casos, el uso de medicamentos calmantes.

Consejos para controlar los ataques de rabia

Según la edad, existen diferentes estrategias que se pueden utilizar:

1. En adultos

En los adultos, una de las formas más efectivas de evitar un brote de rabia es concentrarse en la respiración. Por lo tanto, se puede contar hasta 10 y, durante esos segundos, aprovechar la oportunidad para reflexionar y tratar de pensar sobre el problema de otra manera, evitando ir inmediatamente a la agresividad. Otra opción también es alejarse de la persona o situación que está causando el estrés.

Sin embargo, si bien es importante saber cómo controlar la ira en este momento, también es recomendable que la persona trabaje en exceso a largo plazo, evitando más crisis. Para hacer esto, algunos pasos incluyen:

  • Evite la acumulación de sentimientos negativos: en lugar de guardar los sentimientos sin reaccionar, es importante tratar las situaciones negativas a medida que surgen;

    Practique ejercicio físico regular: es esencial poder canalizar el estrés, con ejercicios con mayor descarga de energía, como kickboxing o algo más relajante, como pilates, especialmente recomendado;

    Evite las fuentes de estrés: por ejemplo, si se identifica que hay una persona que forma parte de la vida diaria y que causa mucha irritación, uno debe tratar de mantenerse alejado de él para reducir las posibilidades de tener otro brote;

    Comprenda qué causa los ataques de ira: esto se puede hacer a través de la terapia con el psicólogo, pero también a través de la reflexión sobre los momentos cotidianos. Algunas de las situaciones más comunes incluyen estar atrapado en el tráfico o ser insultado.

La dificultad para controlar los impulsos puede estar vinculada al miedo a ser evaluado por otros o al nivel de demanda del comportamiento de otras personas.

Si siente que el temperamento explosivo está siendo perjudicial para las relaciones interpersonales, es importante buscar ayuda de un profesional, como el psicólogo.

2. En el niño

En el caso de los niños, es importante darse cuenta de que el estallido agresivo generalmente se debe a la incapacidad de lidiar con la frustración, ya que es un sentimiento nuevo. Entonces, para minimizar los efectos inmediatos de estos brotes, también llamados berrinches, uno debe tratar de distraer al niño, por ejemplo, sacándolo del ambiente estresante o proponiendo un nuevo juego.

A veces, también puede ser importante dar un abrazo, porque este acto permite contener las emociones negativas que el niño está experimentando en este momento. Sin embargo, es necesario trabajar con el niño para evitar brotes futuros, y algunas estrategias incluyen:

  • Decir que no: es importante negar los deseos del niño para que aprenda que no siempre obtienes lo que quieres. Si hay un brote de agresión, el niño no puede obtener lo que quiere; de ​​lo contrario, se da cuenta de que cada vez que quiere algo tiene que hacerlo.

    Sea un ejemplo: el niño absorbe su entorno. Por lo tanto, si observa que su familia es agresiva, también tenderá a serlo. Por eso es esencial ser coherente y seguir los modelos que estamos tratando de enseñar.

    Cree un clima de confianza: para que el niño se sienta seguro para liberar lo que siente. En estos momentos es importante explicar que es normal sentirse triste o molesto, pero que no es correcto golpear, morder o tener otro comportamiento agresivo.

Cuando se trata con el niño, es aconsejable usar un lenguaje apropiado para la edad, así como bajar a la altura del niño, manteniendo el habla breve, simple y clara, porque los niños pequeños no pueden concentrarse por largos períodos de tiempo.

Cuando la agresión puede relacionarse con una etapa típica del desarrollo infantil o cuando las estrategias anteriores ayudan, generalmente no hay necesidad de preocuparse. Sin embargo, si resulta que el niño no puede hacer frente a la frustración, se lastima a sí mismo o a otros, puede ser necesario pedirle a un psicólogo que lo evalúe.

Como se hace el tratamiento

Cuando la ira no puede expresarse de manera saludable, pueden surgir varios problemas a largo plazo, como depresión, ansiedad, dificultad para dormir o incluso la adopción de comportamientos adictivos, como las drogas o el alcohol.

Por lo tanto, se recomienda consultar a un psicólogo, que normalmente utiliza la terapia cognitivo-conductual para ayudar a comprender las razones detrás de los arrebatos de ira. Por lo tanto, es importante tomar conciencia de lo que sucede antes de un brote para que se puedan crear estrategias para lidiar mejor con sus impulsos agresivos.

Los brotes a menudo también se deben a una acumulación de situaciones negativas que no se han resuelto en el pasado, pero que se manifiestan como reacciones agresivas inapropiadas e inapropiadas a una situación dada como un insulto, que incluso puede no estar relacionado.

Sin embargo, después de consultar al psicólogo si considera que después de la evaluación es necesario recurrir al uso de medicamentos para controlar el estado de ánimo, se referirá a un psiquiatra.

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